Pues sí queridos lectores, como muchos de ustedes saben, soy el afotunado poseedor de un genuino pata negra, cinco jotas para más señas.
Los que tengan dudas sobre su manejo aquí tienen más información: ijam.
Yo lo llamo cariñosamente pati porque es una patita muy maja, está buenísima y tiene su substancia, como las buenas mujeres.
Me tocó en la cena de navidad de la empresa, ¡que noche aquella!.
Pues ha llegado el momento de dar la vuelta a pati, como no soy celoso, le dejaré la tarea a mi padre, aprovechando que se pasará por aquí mañana.
Los que hagan clic en los anuncios de arriba (o abajo) más de 100 veces recibirán unas lasquitas en su domincilio y entrarán en el sorteo del hueso de pati.
Como diría el genial Carbonell: "¡Me voy a poner una loncha!"
sábado, 2 de febrero de 2008
Toca darle la vuelta al jamón
en
20:48
Etiquetas: miscelánea, relatos
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