viernes, 28 de noviembre de 2008

To Chester or not to Chester part 3 the return of the galician

Fin de semana en Chester, me pareció un buen momento para comprar.
Chester es una ciudad comercial que vive de los turistas que vienen de otras partes de Inlaterra, allí también se habla mucho de crisis y muchos comercios están cerrando; así que se ponen las pilas para vender con descuentos pre-navideños, no pude evitar comprar unas cuantas cosas.

Y después de las compras a la estación para pasar el día de turismo.

Sábado en Liverpool, la ciudad de los Beatles, me encantó, una ciudad moderna, tiene un nuevo centro comercial impresionante, el one también tiene el museo y la ruta de los Beatles que están presentes en toda la ciudad pero lo que a mí me encantó fueron los edificios coloniales de cuanto Liverpool era el principal puerto de mercancías del imperio, unos edificios impresionantes al lado de los muelles.
Y las catedrales, la catedral protestante es la tercera más grande de la cristiandad, la cristiana también es un edificio impresionante, las dos se pueden ver desde mucha distancia, me gustó el detalle de un láser que une las cúpulas de las dos catedrales.

El Domingo más compras y a las 11 estaba en la estación para coger el tren a Manchester, desgraciadamente aunque no estaba mucho más lejos que Liverpool está mucho peor comunicado, así que tuve que hacer transbordo y esperar casi una hora en una estación dejada de la mano de Dios además granizando con fuerza.

Llegué a Manchester las 14:30, una hora y media después ya era de noche y al ser Domingo no había muchos sitios abiertos, es una ciudad grande (la segunda del Reino Unido) y moderna, grandes avenidas y algunos edificios bonitos, me encantó el Town Hall y el mercado navideño que tenían montado en Albert Square, la catedral, reconstruida después de la segunda guerra mundial, es más bonita por dentro que por fuera, a las 18 vuelta a la estación que no ha parado de llover en todo el día y es de noche cerrada, cuando llego a la estación acaba de salir el tren y tengo que esperar una hora para el siguiente así que me meto en el sports bar a tomar una pinta de Carling no llegué a Chester hasta las 21.

El resto de la semana del hotel al trabajo y del trabajo al hotel, el último día no había forma de meter todo en la maleta así que me tuve que llevar una bolsa de plástico con ropa al aeropuerto de Liverpool, pero como tenía el laptop ya de equipaje de mano, tenía que facturarlo, lo que con easyjet es una aventura.

En medio de esta aventura, te posicionas en la cola del check-in sin saber qué te van a decir. En cuanto entras en un aeropuerto pierdes toda libertad de acción.

El resto de la semana del hotel al trabajo y del trabajo al hotel, el último día no había forma de meter todo en la maleta así que me tuve que llevar una bolsa de plástico con ropa al aeropuerto de Liverpool, pero como tenía el laptop ya de equipaje de mano, tenía que facturarlo, lo que con easyjet es una aventura.

La chica de facturación me miró con cara rara cuando le dije que quería facturar esa bolsa que contenía ropa, me dijo que no se puede garantizar la integridad de una bolsa de plástico a lo que le dije que no tenía ninguna otra, le pregunté si sabía dónde se puede conseguir otra, me dijo que preguntara en información, así que me fui para allí, resulta que tienen a la venta unas bolsas estupendas con publicidad de Liverpool a 2 pounds, son grandes de lona, con cremallera se pliegan en muy poco espacio y aguantan mucho peso, me vino estupendo, otra muestra de que son el cúlmen de la civilización occidental.

Al final del check-in me despido con una lágrima de mi maleta y mi bolsa de lona, esperando volverlas a ver algún día sin pagar un rescate. Y después a disfrutar de la hora y media que me quedaba en el Reino Unido.

Así que me recorrí el aeropuerto intentando ver algo que costase 2'66 pounds que es lo que tenía en monedas, al final me decidí por un capuchino que me costó 2,40.

Después de pasar la puerta estelar, en la que sólo a las almas más puras y delicadas se les permite la entrada, esta vez pude pasar con los zapatos puestos, con cinturón y con reloj, incluso con dignidad!!, la señora que controlaba la fila me dijo que pasara así que pasé, no pitó y tampoco me cachearon.

Así que pasé al mágico mundo de los pasajeros en tránsito, me encantó ese mundo en ese aeropuerto, muchas tiendas duty-free, cafeterías, exposiciones de fotografía y objetos de los Beatles, incluso un gimnasio gratuito para que hagas un poco de ejercicio antes de embarcar.

Como mucho embarcaban dos vuelos a la vez y en las pantallas, te ponían los dos que estaban embarcando con sus puertas, los demás no ponían puerta de embarque sino tiempo que faltaba para empezar el embarque junto con un mensaje tranquilizador "enjoy, shop and relax.

Llegamos mi maleta, la bolsa y yo a tiempo de vuelta a la ciudad de los pitidos, la gente mal encarada y el suelo sucio, en fin, home sweet home.

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